Él la miraba desde las estrellas, como hacia todos los dias.
Ella lo veia, en sus sueños.
Él la cuidaba como buen protector que era.
Ella disfrutaba de su compañia aunque no lo viera.
Él calló de las nubes.
Rompió la regla número uno. No te enamores.
Condenado repetía en su mente, sin embargo esa palabra tenia otro significado para él.
Ella se sentía sola, ya no lo sentía a su lado. Ya no lo soñaba.Tocaron su ventana y ella, limpiando sus lágrimas la abrió.
Se quedó estática. El ángel, su ángel.
Ninguna palabra se pronunció.
Se miraron a los ojos sin poder creer que era lo que estaba sucediendo.
Él habló:
- No llores-
La tomó entre sus brazos.Podía sentir sus brasos tan suaves como plumas.
-Estoy aquí, no me iré ,nunca.
-Eso espero- suspiró ella- gracias por todo lo que hiciste por mi, por estar conmigo.
-Gracias por ser la razón de mi vida.-
Sellaron su promesa con un beso, sabor a agua salada, que vino seguido de muchos mas.
Saboreando el amor y la felicidad.
